La cocinita de exterior, que los anglosajones llaman muy apropiadamente “mud kitchen” (cocina de barro), seguramente es uno de los espacios de la escuelita que más les gusta a los niños. Y no es nada sorprendente: la cocinita de exterior, aparte de permitirles imitar lo que hacen los adultos,
– fomenta su imaginación (cuántos pasteles de barro, espaguetis de hierba y más manjares preparan!),
– desarrolla el juego simbólico (“yo soy el papá, la mamá, el cocinero, doy de comer al bebé”, etc.),
– favorece la interacción y la cooperación entre los niños,
– les permite entrenar su motricidad fina (arrancar las hierbas, mezclar la arena con el agua, usar palas de cocina, trasvasar, etc.),
– potencia el sentido del tacto
– y les permite aprender acerca de la transformación de la materia (ver como si diluye la tierra en el agua…).
En la escuelita, este espacio está dividido en 2 zonas:
– una cocinita cubierta (ubicada debajo del “barco pirata”), donde los niños tienen a su disposición frascos de diversos tamaños con semillas y granos que pueden ir cogiendo, manipulando, organizando a su antojo, y un hornito para hacer pasteles;
– una zona de agua con dos fregaderos y sus respectivos grifos, y multitud de vasos, platos, ollas, cubiertos, que les permite dejar libre curso a sus múltiples proyectos como cocineros en ciernes!
Aquí un mini vídeo de los niños preparando “harina de chocolate”!!